No cabe duda que la Pandemia ha puesto de manifiesto algo de lo que no es consciente en su dÀa a dÀa el ser humano: nuestra
vulnerabilidad, tanto física como psicológica. El desgaste emocional que se ha producido en la población en general, y en los profesionales
sanitarios en particular, influye directamente en su bienestar.
«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedad». Esta es la
definición que aparece en la propia constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La salud y la felicidad, aunque conceptos diferentes, guardan una estrecha y mutua interdependencia. Durante los últimos 20 años, tanto
en el campo de las neurociencias como de las ciencias sociales, se ha demostrado el papel fundamental de las emociones en el bienestar
y la felicidad de las personas. Las personas que perciben, expresan, comprenden y gestionan adecuadamente sus emociones, tanto las
positivas como las negativas, tienen una vida møs plena y positiva que las que no son capaces de hacerlo de forma tan eficaz. En 1990 los
autores Peter Salovey y John Mayer denominaron esta habilidad Inteligencia Emocional (Salovey y Mayer, 1990).
La investigación realizada hasta la fecha, demuestra ampliamente la relación positiva entre inteligencia emocional y bienestar físico y
psicológico (Fernandez-Berrocal y Extremera, 2009).
El diseœo de este taller va enfocado en primer lugar a tomar conciencia de las emociones y conocerlas mejor, y en segundo lugar, entrenar
las habilidades emocionales para mejorar el bienestar de los profesionales sanitarios que acudan al evento.
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